El valor del momento actual
El un mundo cada vez más competitivo en el que la efectividad es esencial, las empresas buscan nuevas fórmulas para mantener a sus trabajadores satisfechos y a pleno rendimiento. Entre estas prácticas se ha colado el “Mindfulness” una disciplina procedente de Asia parecida a la meditación y que tiene como objetivo despejar la mente, relajar la conciencia y ordenar los pensamientos.
El mindfulness se ha hecho hueco entre los estudios psicológicos y médicos europeos, estos han demostrado que puede ser muy útil para relajar al paciente y tratar dolencias como el dolor crónico, reducir la ansiedad y el estrés y mejorar la memoria y la capacidad de concentración. Bajo este contexto se ha llegado a la conclusión de que puede resultar muy efectivo para mejorar el rendimiento laboral.
Una de las bases de este movimiento es dotar a la persona del valor del “Aquí y ahora”, ayuda a vaciar el cerebro de preocupaciones que generan estrés y desconcierto, despejando la mente para sacar el máximo provecho del momento presente.
Todo esto provoca que el trabajador o empresario sea más creativo y se encuentre en un estado de equilibro a la hora de desarrollar sus tareas, además, este ejercicio también es extensible a la vida personal. Empresas como Google han detectado que en un entorno positivo y despejado el rendimiento es mayor. De hecho, el buscador gigante ha incorporado el curso para empleados de “Busca en tu interior” y empresas como San Miguel han comenzado a ponerlo en práctica.
Cuándo y cómo practicar el Mindfulness
En líneas generales se recomienda que se practique durante media hora al día. Al principio se deben realizar sesiones cortas de 10 minutos para adaptar la mente a nuevas sensaciones y entrenarla para mejorar la ejecución de estos ejercicios. No es positivo estar más tiempo del debido ya que esto puede provocar frustración y agotamiento.
Se debe realizar en lugares silenciosos a una temperatura adecuada y con música relajante que se reproduzca en ciclos repetitivos. La ropa debe ser cómoda y si existe la posibilidad se recomienda practicarlo descalzo.
La postura es el principal elemento que se debe cuidar, la espalda debe permanecer recta para facilitar la respiración y es recomendable utilizar un cojín para estar lo más cómodos posibles, los brazos deben estar relajados, sueltos, o colocados encima de las caderas. La clave es no sentir presión.